Últimamente me ha tocado mucho ver a muchas compañeras sacar el feministometro, esa escala inexistente para indicar si eres realmente una feminista o no, dependiendo principalmente de la opinión personal basada en la corriente del feminismo con la cual nos sentimos más identificadas o si nos sentimos agredidas con las posiciones de otras.
Con estas opiniones personales aparecen interminables discusiones en donde llamamos a las compañeras entre otros términos: alienadas, aliadas de los machos y terfs. Despreciamos a las otras por “no saber”… por no entender como nosotras. Y mucho cuidado si alguna en su andar feminista se llega a equivocar y muestra un comportamiento machista. Ese comportamiento por pequeño que sea, ocasionará que esa mujer sea cuestionada, señalada, sacrificada y aislada. Y pocas poquísimas veces se considerará darle la oportunidad de demostrar que cambió, reflexiono o acepto que se equivoco y si esto sucede estará bajo la lupa del feministometro buscando cualquier resbalón.
Pareciera que de pronto se nos olvida que todas estamos afectadas por el sistema heteronormado y patriarcal en el que crecimos y que los machismos que nos atraviesan no son una playera que podemos quitarnos y tirar a la basura en un minuto. Se requiere que cada una trabajemos en nosotras, que nos auto cuestionemos diariamente, que veamos nuestros privilegios, que aceptemos que nos equivocamos y que las mujeres que nos rodean están en su propio camino. Y que desde su trinchera pelean a su forma y ritmo. Si tenemos suerte, nuestros caminos podrán ser paralelos y cooperativos y si de plano nuestras ideas y formas de lucha no son compatibles no es necesario acribillarnos, basta simplemente, en todo caso, con compartir conocimientos, ojo compartir no imponer y permitir que la compañera decida cuál es el mejor camino para ella en su lucha, aunque no coincida con el nuestro.
Para juzgarnos, minimizarnos en nuestros sentires y conocimientos, maltratarnos, acosarnos y buscar que se nos castigue ya tenemos al sistema en el que vivimos. Y ese sistema mis queridas compañeras es el verdadero enemigo qué hay que buscar tirar y destruir.
Cualquier feminista peleará por y para las mujeres, ¿Realmente alguna de nosotras está autorizada para juzgar cuál es la forma válida de vivir, sentir y luchar en el feminismo? ¿Quieres ser tu la que valide a la otra?